28/8/09

Satanás



The Black CatEdgar G.Ulmer, 1934, EEUU, Boris KarloffBela LugosiDavid Manners.

La primera película que reunió a los dos "monstruos" del género de terror Lugosi (Drácula) y Karloff (Frankenstein) está considerada como el primer film de terror psicológico y se convierte en un ejercicio de estilo perturbador firmado por el director de culto europeo Edgar G.Ulmer, realizador que se tuvo que refugiar en la Serie B por el veto que sobre él ejerció el poderoso productor Carl Laemmle con motivo, al parecer, de un asunto de faldas.

La experiencia de Ulmer, uno de los miembro de la oleada de directores europeos que emigraron a los EEUU por aquellos tiempos, en el movimiento expresionista alemán como director artístico (El GolemMetropolisM) y en los propios USA (Amanecer) y su extraña sensibilidad confieren a esta Satanás una atracción singular. El producto resulta desigual probablemente a causa de los cortes y añadidos por imperativo de los productores pero provoca cierta fascinación por los temas sugeridos (necrofilia, satanismo, incesto) y el modo en que se sugieren (utilización de las luces y sombras, de los decorados, trabajo de cámara), sin olvidarnos de las soberbias interpretaciones de Karloff y de Lugosi; el primero en actitud rígida constante dotando a su Hjalmar Poelzig de un carácter amenazante y el segundo encarnando al Doctor Vitus Werdegast, un papel atípico de héroe en su filmografía plagada de villanos.

Esta historia incómoda y austera que se produjo al rebufo del filón del cine de monstruos supuso un éxito en taquilla para la Universal y a pesar de su final convencional es una película extraña con elementos comerciales (alusión a la psiquiatría tan en boga en los años 30, introducción del culto a Satán) pero con una honda reflexión sobre los efectos devastadores de las contiendas bélicas (en concreto sobre la I Guerra Mundial) y es un extraordinario retrato de la maldad humana a través de los medios cinematográficos (el decorado en el que destaca el castillo futurista, aséptico y lineal que contrasta con la oscuridad del alma del arquitecto y del doctor, por ejemplo) en el que los personajes juegan con el futuro de las personas cuál partida de ajedrez.

El excelente uso de los decorados y la iluminación dota a la cinta de una realidad "artificial" que provoca en el espectador desazón, aumentada por la persistente banda sonora de Heinz Eric Roemheld y la constatación de la "monstruosidad" humana ya que aquí los "monstruos" son personas y el héroe interpretado por Lugosi se nos expone con terribles matices que nos asustan (véase la famosa escena del despellejamiento).

El primer film que utilizó el nombre de Poe (aunque poco o nada tiene que ver con su relato de título homónimo al original) es una historia neo-expresionista, a veces inconexa y tan solo sugerida, de venganza y traición que da muestras del poder creativo de Edgar G. Ulmer, un director al que vale la pena conocer.

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