18/10/10

Sabotaje



SabotageAlfred Hitchcock, 1936, GB, Sylvia SydneyOskar HomolkaJohn Loder.

Obra menor dentro de la importante filmografía de Hitchcock esta adaptación de una novela de Joseph Conrad es reconocida por dos escenas fundamentalmente: la muerte del niño y la de Verloc (Oskar Homolka con cara siniestra). Es imprescindible hacer mención a estos dos momentos del filme, especialmente al primero por la polémica que aún hoy en día suscita, y ello a pesar de desvelar un acontecimiento importante en el desarrollo del relato.

Rodada después de dos grandes éxitos del director, El Hombre Que Sabia Demasiado y Los 39 Escalones, éste gozó de mayor libertad, circunstancia que le llevó a rodar la secuencia de la muerte de Stevie. Situación dramática que él mismo se arrepintió de llevar a cabo ya que este asesinato de un personaje por el que el espectador siente simpatía fue calificado "como grave error" por el director. Independientemente de esta contrición, el efecto conseguido es impactante y denota toda la maestría de Hitchcock en el uso del medio cinematográfico (montaje, por ejemplo) con objeto de producir tensión y muestra el efecto de la violencia sobre los inocentes (vemos al niño y a un perrito poco antes de la explosión)...la decisión de matar al niño es trascendental para comprender la segunda escena recordada de la película: la transformación del personaje interpretado por Sylvia Sydney y su determinación vengativa. Desde luego que para el espectador de la época debió resultar sobrecogedora la deflagración de la bomba pues actualmente sigue impresionando.



Más allá de estas situaciones la película nos recuerda a La Muchacha de Londres (1929) tanto en la tesitura moral que se le plantea al detective (ayudar o no a la chica encubriendo el homicidio) que aquí se resuelve sin dudar y en la brillante utilización de elementos cinematográficos (sonoros en aquella, visuales en ésta) para demostrar el sentimiento de la protagonista: aquí, en la cena posterior a la muerte de su hermano a la señora Verloc todo en la habitación le recuerda a su ser querido desaparecido, algo similar a lo que le ocurría allí a Alice con el arma homicida. También destacable es la escena que se inserta en la tradición de cine de espías británico de la época que transcurre en el acuario.

Dicho esto, sólo hay que añadir que la película cobra valor por su atención al detalle, su agudeza visual y su economía de medios y si bien es cierto que Hitchcock es un director dotado para la construcción de universos visuales con propósitos artísticos en esta obra no termina de encontrar un ritmo fluido a pesar de los méritos mencionados y otros como la utilización del cine dentro del cine (los protagonistas regentan una sala de exhibición de películas) o la presentación de la inmoralidad de los héroes (la protagonista asesina, el detective está dispuesto a ocultarlo), virtudes que garantizan una cinta interesante pero no lo suficiente para catalogarla como una de las grandes películas de Hitchcock. No obstante puede verse como buena muestra del diccionario cinematográfico del afamado y virtuoso director.

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