17/1/11

La Noche de la Iguana



The Night of the IguanaJohn Huston, 1964, EEUU, Richard BurtonAva GardnerDeborah Kerr.

La obra de teatro de Tennessee Williams, dramaturgo llevado al cine en varias ocasiones, sirve de base para esta película densa firmada por John Huston quien nuevamente se adentra en los terrenos de la exploración de la condición humana. Los temas tratados son de enjundia considerable (sexo, fe) y la atmósfera creada es angustiosa por momentos llevando a cabo el realizador un estudio psicológico de los personajes, seres complejos y atormentados, que desplaza a la acción siendo ésta, prácticamente, inexistente.

El origen teatral del guión que el mismo Huston co-escribió es patente y la preponderancia del diálogo hace un tanto farragosa y complicada la comprensión del filme, no siendo esta cuestión óbice para reconocer que nos encontramos ante una obra de tono incómodo, asfixiante y un tanto claustrofóbico que nos lleva a una desazón en la que la reflexión sobre aspectos capitales de la vida humana se abre paso. Gran parte del mérito recae en las excelentes interpretaciones de Richard Burton -con un personaje torturado-, Ava Gardner -más voluptuosa que nunca- y Grayson Hall -nominada al Oscar por su composición de Guardiana de la Castidad-, en especial. Algo tendría que ver el estilo de dirección de Huston quien siempre supo sacar partido de los elencos con los que trabajó.

Recordada con justicia por las actuaciones además de por los problemas en el rodaje en el que estuvo presente Elizabeth Taylor, por aquellos tiempos prometida de Burton, para controlar que este no tuviera ningún escarceo con nadie; precisamente respecto al rodaje circula la leyenda que cuenta que el director reunió a las tres estrellas -Burton,Gardner y Kerr- y les regaló a cada una una pistola diciéndoles que dentro de las mismas encontrarían unas balas doradas con el nombre de los demás inscrito por si las necesitaban y así ahorrarle problemas a él mismo, aunque también se dice que las armas se las donó para prevenir posibles peligros no sabemos si procedentes de la selva de Puerto Vallarta (que años más tarde serviría también de escenario para Depredador). En fin, el filme, además, destaca por el respeto en la adaptación del material original, algo muy habitual en Huston como lo es también el carácter protagónico de tipos fracasados e infelices como los que pueblan esta historia. Del universo de Williams y sus preocupaciones también profundas (alcoholismo, homosexualidad), Huston construye una película concentrada, con evidente contenido sexual y aroma a teatro por la que obtuvo relativo éxito y que le permitió ahondar más en el análisis del ser humano, estudio que llevó a término a lo largo de su importante filmografía.

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