29/7/11

Crimen Perfecto



Dial M for Murder, Alfred Hitchcock, 1954, EEUU, Ray Milland, Grace Kelly, Robert Cummings.

Adaptación escrita por el mismo Hitchcock de una exitosa obra de teatro de Frederick KnottCrimen Perfecto es otra demostración del absoluto dominio que del medio cinematográfico tenía el realizador inglés. Para muchos obra menor esta película prologa el inicio del período dorado de Hitchcock que otros tantos sitúan en su siguiente film: La Ventana Indiscreta. Pero antes el maestro se entretiene en un ejercicio cuyo resultado fue subestimado por él mismo pero no por el público de la época ni por el posterior ya que la obra goza de cada vez mayor consideración.

Crimen Perfecto está rodada en 3-D por decisión de su productor, Jack Warner, pero proyectada principalmente en versión bidimensional ya que el invento no tuvo excesivo éxito en los '50 (no como en los tiempos que corren), de hecho fue rápidamente abandonado y se vio superado por el Cinemascope y, respecto a la Warner en particular, por la apuesta que esta hizo por las incursiones televisivas cuyo rendimiento comercial fue sensiblemente superior a las producciones rodadas en tres dimensiones. Pero no son los segmentos exhibidos en este sistema tan en boga hoy en día (el cine siempre intenta atraer espectadores y más cuando sufre una feroz competencia, la TV a mediados del siglo pasado, las TIC en la actualidad) los que hacen que el filme consiga un resultado interesante sino que son la extraordinaria planificación y su consecuente ejecución las que elevan la calidad del relato.



Uno de los temas habituales de Hitchcock que podríamos definir "como la mujer en peligro" es desarrollado aquí con algunos de sus acostumbrados estilismos (posicionamientos de la cámara, planos detalle -como curiosidad construyó un enorme teléfono y un dedo gigante de madera para poder rodar un plano de este tipo con el sistema 3-D-, transparencias) y con un asombroso cuidado del detalle ejemplificado en la introducción sutil de objetos que serán clave en la solución del relato. Pero sin duda la cualidad que otorga la condición de notable a esta película es la construcción y el mantenimiento del suspense de una acción que se desenvuelve en, prácticamente, un único escenario, de tal modo que nuestra atención queda captada en una escrupulosa unidad escénica, algo con lo que Hitchcock ya había experimentado en La Soga. En esta ocasión la narración sucede fuera de ese escenario principal en que se constituye la sala de estar de los Wendice sólo en un par de planos que muestran la entrada y salida de un personaje de la casa, en la secuencia de tono onírico del juicio rodada jugando con los efectos del color sobre el fondo -una suerte de ensayo para la obra maestra Vértigo- y en la cena que transcurre en el club, otro ejemplo de control del suspense. Fuera de esto los hechos acaecen en el salón del que es mostrado en las primeras escenas como matrimonio feliz, interpretado por un sobresaliente Ray Milland y una eficaz Grace Kelly.



A Crimen Perfecto se le debe reconocer su extraordinario mérito ya que consigue que el espectador permanezca atento aún desvelando quien es el villano en los primeros minutos de la narración; un malo que copa casi todos los planos del filme y que casi me atrevería a decir que goza de más simpatías que el resto de personajes y a la cena-coartada me remito: el suspense se crea cuando parece que no puede llevar a término sus planes y la mayoría de los espectadores estamos intranquilos porque no puede realizar la llamada en un brillante ejercicio de manipulación de Hitchcock, realizador que descubrió como activar los resortes de la emoción en el cerebro humano. Además, la película se despliega a buen ritmo y su evidente origen teatral plasmado en los -a veces- numerosos diálogos y la citada unidad espacial no son óbice para fijar ese interés.

El suspense domina la historia aún cuando se produce una vuelta de tuerca en la misma que abre nuevas posibilidades y permite al publico distanciarse del hierático Tom y comenzar a padecer por su bella esposa. Es asombroso como a partir de un simple relato de misterio Hitchcock construye un filme a reivindicar y que cada vez que se revisa deja un poso de buen cine al observar el dominio que del medio despliega el director quien demuestra que se encontraba ya en plena madurez artística.

23/7/11

Rebeca



Rebecca, Alfred Hitchcock, 1940, EEUU, Laurence Olivier, Joan Fontaine, George Sanders.

El debut de Hitchcock en Hollywood de la mano de David O. Selznick terminó siendo una adaptación de la exitosa novela homónima de la escritora Daphne du Maurier en lugar del proyecto inicial previsto de rodar un film sobre el Titanic. El inicio de la andadura americana no pudo ser mejor para el genial director ya que obtuvo un sonado éxito comercial y de crítica, culminado con el reconocimiento en la ceremonia de los Oscar al lograr el galardón a la Mejor Película y a la Mejor Fotografía junto con un porrón de nominaciones; Rebeca compitió con la siguiente obra de HitchEnviado Especial, en la categoría de Mejor Film ya que Selznick pospuso el estreno de la película para que no coincidiera con su propia producción del año anterior Lo Que El Viento Se Llevó. Esta no fue la única treta que el avispado productor puso en liza ya que en un intento por publicitar el filme como ya hiciera en su celebérrima obra, comenzó a realizar pruebas a numerosas actrices para encarnar el papel de la segunda mujer de Maxim de Winter. Fue Joan Fontaine la escogida (aún antes del "casting" Hitchcock ya lo tenía claro) y con este rol despegó su carrera que hasta entonces había desarrollado con papeles secundarios (Gunga Din, 1939). La actriz nos regala una admirable interpretación, digna del mayor de los elogios, con una expresión corporal y unas miradas que ayudan a definir el personaje a la perfección, sabiendo transmitir todas las emociones que éste siente.



Con un elevado presupuesto Hitchcock desembarca en Hollywood y firma un cuento gótico en el que cobra relevancia la construcción de la atmósfera opresiva y tensa en que se convierte el amenazador entorno de la mansión familiar para el personaje sin nombre de Fontaine. En ello tiene que ver la elaboración de Manderley (antecedente de la Xanadú de Kane), la casa de los De Winter, presentada como un castillo encantado aislado que nos es introducido con un travelling inicial excelente. Rebeca es una historia romántica de fantasmas contada con soltura técnica por Hitchcock (el mencionado travelling, el contrapicado desde el acantilado con el punto de vista subjetivo de Max de Winter) aunque sin tomar la iniciativa de manera clara en este sentido, quizás por la presencia de Selznick, un productor que se entremetía en todos sus rodajes. La mixtura de los caracteres de las dos personalidades, productor y director, deparó un ejercicio de tensión psicológica interesante a pesar de un deslucido último tramo, pero el sello de Hitchcock está presente, aún siendo un filme alejado de sus habituales presupuestos, en la construcción de los personajes, la atención del detalle y escenas como la inicial y/o la de la confesión del personaje encarnado por un notable Olivier .

Adaptación fiel por empeño de Selznick de la obra de la escritora inglesa -es curioso como la primera película en Hollywood de Hitchcock esté basada en un libro inglés y está protagonizada por intérpretes también ingleses-, aunque con significativos cambios para cumplir con los mandamientos del Código Hays y concluir con el debido "Happy Ending", Rebeca se desarrolla como una especie de cuento de hadas con una bruja siniestra, uno de los personajes más amenazadores de la historia del cine, la tétrica Señora DanversJudith Anderson en una gran composición, que le hace la vida imposible a la princesa del relato.



Historia gótica aunque se desenvuelve en el siglo XX, con un ambiente angustioso, más bien una película de época que deriva en su apresurado final en relato policial y que sirvió de punto de partida al periplo americano de Hitchcock, que si bien en esta ocasión no contó con total libertad sobre el producto final, sí pone en liza algunos de sus elementos característicos tanto temáticos (la culpa, la mujer amenazada) como estético-técnicos (movimientos de cámara, uso de transparencias, punto de vista subjetivo, plano detalle).

18/7/11

Astucia de Mujer



Jeopardy,John Sturges,1953,EEUU,Barbara Stanwyck,Ralph Meeker,Barry Sullivan.

Producto de bajo coste que se sitúa en las antípodas del ideario de su productora,la MGM,el estudio con más querencia hacia el espectáculo lujoso y que en los años de producción de este filme se inclinaba por filmar en Cinemascope y utilizar el rabioso Metrocolor,además de intentarlo brevemente con el 3-D.

Con pocos medios el artesano John Sturges firma un relato correcto en cuanto al planteamiento de la decisión moral a la que debe hacer frente la protagonista y respecto a la construcción del suspense.Mucho tiene que ver en ello el primer tramo del filme en el que se nos presenta de manera acertada el aislamiento y la soledad del lugar adonde se dirige la feliz familia protagonista para pasar sus vacaciones:el tiempo que se toma en mostrar el largo recorrido y la presentación de escenarios cada vez más alejados de la "civilización" (el inicio por autopistas desemboca en caminos de tierra que cortan paisajes agrestes y solitarios) consiguen marcar la línea de la posterior tensión.El presupuesto escaso no es óbice para que Sturges consiga dotar a esta primera parte de la narración de un tono semidocumental y para que extraiga rédito de los paisajes naturales y extremos,características,por otra parte,habituales en su filmografía.

La frase publicitaria de la película ("Ella lo hizo porque su miedo era más grande que su vergüenza") ofrece pistas sobre el dilema moral planteado a la protagonista,una notable Barbara Stanwyck (nadie fuma como ella!) y ya nos sugiere el tema principal propuesto:las reacciones de las personas ante situaciones extremas.La resolución de la escena en la que se revela ímplicita la decisión de la mujer se eleva con la actuación de la Stanwyck que transmite vulnerabilidad y entereza a un tiempo.Acompaña a la actriz un actor que se quedó por el camino pero con presencia innegable,Ralph Meeker.



Astucia de Mujer,basada en una obra para la radio,logra sin alharacas entretener y ello pese a algún fallo de continuidad monumental pero la fotografía nítida de Victor Milner,la interpretación de Barbara Stanwyck (y eso que estaba ya a medio camino hacia la TV) y la sobria dirección de John Sturges que sabe integrar al paisaje como personaje de la narración amén de lograr introducir certeramente los elementos que van a servir de base para la tensión de la historia hacen de esta breve película una obra que se puede ver y que comienza como una afable aventura familiar para virar hacia un relato con una carga sexual soterrada importante.

16/7/11

Luna Nueva



His Girl Friday, Howard Hawks, 1940, EEUU, Cary Grant, Rosalind Russell, Ralph Bellamy.

Luna Nueva es la segunda adaptación de la obra de teatro de Ben Hecht y Charles Mc Arthur y puede que sea, con permiso de la versión de 1974 firmada por Billy Wilder (Primera Plana), la más reconocida; su consideración como una de las grandes comedias clásicas, en cualquier caso, está fuera de toda duda.

Apoyándose en un guión de Charles Lederer el versátil Howard Hawks, con su estilo natural, ágil y rápido que la Nouvelle Vague entronizó en los años sesenta, consigue desde la primera secuencia anticipar el ritmo que domina la mayor parte del filme: el movimiento continuo ("Para mí una película motion picture es, ante todo, motion", decía el propio Hawks) y el diálogo trepidante conducen la historia bajo un ritmo vertiginoso. No en vano, la película es recordada por sus diálogos y conversaciones simultáneas conseguidas con el uso de varios micrófonos que eran encendidos y apagados por el técnico de sonido. La velocidad que desarrolla el filme se constata desde la entrada del personaje interpretado por Rosalind Russell (el más importante de su filmografía) en la oficina del periódico y su primer encuentro con su ex-editor y ex-marido, un estupendo Cary Grant, un actor que dominaba el género de manera sublime y que compone un personaje amoral que no duda en emplear cualquier táctica para conseguir lo que pretende.



Elemento clave en esta versión es el cambio de sexo que decidió Hawks: el tornar el personaje masculino de Hildebrand en femenino, Hildegard, y de rebote el del prometido de ésta (un soso vendedor de seguros encarnado por Ralph Bellamy que repite un papel similar al de La Pícara Puritana) consigue situar la obra en otra dimensión añadiendo un elemento romántico y posicionándola en la órbita de las comedias que tenían como epicentro la "Batalla de los Sexos" y que tan en boga estaban por aquellos años, las Screwball: escapismo cómico, ritmo frenético, diálogo ingenioso que se resuelve en/con brillantes duelos verbales, sucesión constante de situaciones que posibilitan una acción vertiginosa y sátira social constituyen el recetario de este subgénero. Y Luna Nueva contiene muchos de estos ingredientes que se salpimentan con la personal aportación de Hawks y su arquetípico personaje femenino, una mujer capaz profesionalmente, decidida y segura de sí misma que tiene un rol activo en la narración y cuyo carácter vitalista refleja el propio del director, una mujer que anticipa cuestiones como la conciliación de la vida laboral y familiar. En este sentido, "Hildy" Johnson no solo se desenvuelve en un mundo de hombres sino que, incluso, lo domina y es aceptada y respetada en el mismo.

La mujer "hawksiana" completa la velocidad del filme y se complementa con la crítica hacia la corruptela de la clase política y hacia el estamento periodístico sin dejar de lado a la psiquiatría que tampoco queda muy bien parada. La celeridad de los diálogos es el sello de identidad de la película pero no son solo rápidos sino también ingeniosos e incluyen auto-referencias inteligentes (para describir al personaje interpretado por Bellamy, el editor interpretado por Grant dice que "se parece a esa estrella de las películas...hum, ¡Ralph Bellamy!") o alusiones políticas implícitas ("la pistola está producida para ser usada", jerga que podemos asociar al socialismo científico).



Luna Nueva es una comedia recomendable que mantiene un ritmo elevado durante casi todo el metraje y que adelanta elementos clave en el género (diálogos simultáneos) pero sobre todo es ejemplo del estilo de Hawks: ágil y natural, pues este realizador siempre supo dotar a sus personajes de su propio carácter vital como en este caso a "Hildy" Johnson. Otra cosa es el debate sobre la verdadera independencia de la mujer en las Screwball que se suele ver lastrada por el carácter de comedia romántica y su lógico final y, me atrevería a escribir, deseado...sirva de ejemplo el de esta película para posicionarse en la controversia.

8/7/11

Vértigo/De Entre Los Muertos



Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958, EEUU, James Stewart, Kim Novak, Barbara Bel Geddes.

Fascinante, turbadora, hipnótica, sugestiva...una de las películas más grandes de la historia del cine...Vértigo.

Exploración del lado oscuro de la naturaleza humana que lleva a término uno de los más importantes realizadores de la historia con un absoluto dominio del lenguaje cinematográfico a todos los niveles: narrativo, temático, visual; Vértigo es un relato dominado por un tono extraño, elemento difuso pero siempre presente, que nos acompaña en la inspección de la monomanía planteada así como en el tratamiento que se da a conceptos tan habituales en el "corpus" de la obra "hitchkoniana" como son la culpa, el voyeurismo y el sexo.

Desde los impresionantes títulos de crédito creados por Saul Bass presenciamos la gestación y el desarrollo de una obsesión narrada con extraordinario sentido del tempo, enmarcada en unas localizaciones que convierten a la ciudad de San Francisco en personaje principal y punteada por una exuberante partitura musical de Bernard Herrmann, elementos todos ellos (ritmo, escenografía y música) que superan las críticas (de la época del estreno y actuales) hacia la inverosimilitud de la trama policíaca que funciona como pieza accesoria, siendo la incómoda relación entre los protagonistas, expresada con plena desazón, y el sentimiento emocional de los personajes mucho más relevantes para la narración que la resolución del plan criminal. Prueba de ello es que en el relato original, De Entre los Muertos, firmado por Boileau y Narcejac, el misterio se desvela al final mientras que, en una arriesgada vuelta de tuerca, Hitchcock descubre la intriga hacia la mitad del filme, de tal modo que el espectador está interesado en cuándo lo averiguará el detective, encarnado por un espléndido James Stewart, y en su reacción.




Precisamente las críticas no muy positivas que recibió el filme unidas al flojo rendimiento en taquilla (según el propio director la película "cubrió gastos" sin más) relegaron al olvido la obra más personal de Hitchcock, rodada en su período dorado y que merced a posteriores revisiones iniciadas por la Nueva Ola francesa está considerada hoy día como monumento del Séptimo Arte, una de las más bellas películas jamás filmadas. La fuerza visual y expresiva conseguida en la exposición de la paranoia que sufre el protagonista a través del empleo de la técnica cinematográfica es un hito del Arte en general. La ingente literatura derivada suele destacar aún más la segunda parte del film, no obstante el primer tramo de Vértigo alcanza una profundidad evocadora y melancólica con su flemático ritmo que dirige la gradual obsesión y la persecución por las extraordinarias localizaciones (Golden GateMisión DoloresMuseo de la Legión de Honor) desarrollada sin diálogo con la presencia constante de la partitura "wagneriana" de Herrmann y los recursos técnicos utilizados en determinados momentos como las transparencias y los filtros de niebla con los que se consigue un aura fantasmal sobre el personaje de Madeleine que acentúa el enigma sobre ella y sobre todo el efecto del vértigo que padece el detective protagonista, conseguido con el movimiento hacia atrás de la cámara y el de su zoom en sentido inverso, todo un hallazgo de Hitchcock, un director que siempre fue receptivo a emplear técnicas novedosas y que se inclinaba por expresarse de manera visual. La primera parte concluye con un plano picado tan acostumbrado en Hitchcock y abre paso a una segunda en la que el trastorno obsesivo-compulsivo es retratado de manera despiadada desnudando el interior del personaje y rastreando en la psique humana el sentimiento de culpa, la muerte y el deseo sexual...la profundidad y la poderosa belleza de este filme ejercen un influjo sobre el espectador magnético e inquietante.



Mención especial merece la labor de Bernard Herrmann como ha quedado apuntado. Su música añade fuerza dramática y expresiva al relato y respeta e integra la historia poniendo voz a la obsesión plasmada por Hitchcock (un realizador que otorgaba a la banda sonora -sonido y música- una importancia notable). El estilo personal y único, minimalista y vehemente, obsesivo, del compositor se refleja en Vértigo de tal modo que la película es la música y la música es la película, todo un ejemplo de simbiosis que amplifica la atmósfera visual del filme y se nutre de la misma.

Pero no podemos olvidar el dominio de Hitchcock sobre aspectos técnicos (inmenso fruto que recoge del empleo del punto de vista subjetivo, efecto del vértigo mencionado en unos decorados de influencia expresionista, travelling horizontal que nos lleva del segundo al primer beso) y su absoluto control en la concepción del filme (elección del formato panorámico VistaVisión y del adelanto del descubrimiento de la trama criminal, por ejemplo) a pesar de su delegación en un equipo de colaboradores que logran cada uno en su campo elevadas cotas en la ejecución de sus ideas: la secuencia onírica corre a cargo del artista abstracto John Ferren, la magnífica escenografía es del tándem Hal Pereira-Henry Burnstead y la fotografía está firmada por Robert Burks.

Todos los elementos del cine de Hitchcock se dan cita en Vértigo: desde la rubia glaciar (una más que correcta Kim Novak) o su cameo, hasta el juego de identidades y el cuidado del detalle, pasando, por supuesto, por el dominio del medio y su decisión en utilizar innovaciones del mismo, sin obviar la presentación de escenarios famosos (San Francisco y su puente en este caso) como marco de la narración.

Un ejercicio impresionante que agota todos los epítetos y que cierra con su principio y fin un movimiento rotatorio, un círculo...fascinante, turbadora, hipnótica, sugestiva...una de las películas más grandes de la historia del cine...Vértigo.