8/9/11

Detective a la Fuerza



The Bank Dick, Edward F. Cline, 1940, EEUU, W. C. Fields, Grady Sutton, Una Merkel.

Para quien no conozca a Fields ésta es la mejor opción para hacerlo pues esta comedia pasa por ser para muchos la mejor película del cómico estadounidense. Originario del vodevil norteamericano, malabarista en sus inicios, con experiencia en el cine mudo, Fields construyó un álter ego borrachín que en este filme interpreta por penúltima vez y que lo consagró en la década de los 30 como uno de los más populares cómicos de su país. Detective a la Fuerza pertenece al período posterior a la grave enfermedad derivada del abuso de alcohol que Fields padeció y que, unida a su mala relación con los productores de Hollywood por su interés en gozar de libertad creativa, supuso un parón en su carrera cinematográfica. Por suerte, un anuncio en la radio y un programa exitoso en el mismo medio en el que polemizaba con una famosa marioneta de la época a la que movía el ventrílocuo Edgar Bergen, posibilitaron la vuelta al cine de Fields bajo el manto de la Universal, estudio que le pagaba un sueldo de estrella y que le permitió disfrutar de algo más de autonomía en el aspecto artístico.

Desde el seudónimo con el que firma el guión, Mahatma Kane Jeeves, proveniente de un juego de palabras, las intenciones del excéntrico humorista quedan claras y el humor absurdo domina la película constituyéndose ésta en una serie de situaciones apenas hilvanadas que se suceden a un ritmo veloz y dinámico culminado con una persecución deudora del cine silente. Tan sólo en el momento central durante el que una tenue trama parece dirigir la película decae la enérgica velocidad de esta disparatada aventura trufada de algunos gags magníficos, multitud de juegos verbales y, en definitiva, mucho sentido del humor.

El aspecto deteriorado que presenta Fields no es óbice para que escriba e interprete una sátira del puritanismo de la clase media norteamericana, de su materialismo y ya de paso cargar contra el sueño americano (el héroe consigue su posición no precisamente por esfuerzo) sin olvidarse de parodiar el propio mundo del cine. Para ello se rodea de algunos de sus habituales colaboradores: el estirado Franklin Pangborn, el simplón e inocente Grady Sutton o el mismo director del filme, Edward Cline, otro tipo con experiencia en la Keystone de Sennett al igual que Fields.



Puede que la película pierda interés fuera del contexto cultural e histórico en el que está situada pues las referencias a este son numerosas (a la época del cine mudo, el "Michael Finn" al que se alude en determinado momento es el combinado-narcótico Mickey Finn) además de ofrecer bromas muy personales de Fields como su afición por los nombres estrambóticos pero el conjunto mantiene un tono intemporal plenamente vigente hoy en día y más para los aficionados al humor surrealista. Los diálogos inteligentes (el tapón de la botella) y el slapstick siempre presente hacen que el espectador tenga que estar atento para no perderse ni una sola de las bromas que se muestran en pantalla, tal es la sinergia de lo que se dice y lo que se hace por parte de los personajes.

Sin duda, Detective a la Fuerza es un filme que hay que ver más de una vez y es sorprendente que el héroe, un hombre que siente adoración por el alcohol, que engaña de manera sistemática y que, incluso, pega a los niños además de ser incapaz de hacer frente a cualquier otra obligación que no sea ir al bar, goce de todas nuestras simpatías y sea capaz de sortear el Código Hays, no ya sólo por el final de la película sino también por el asombroso hecho del nombre que lleva el antro donde pasa las horas nuestro protagonista, The Black Pussy (!). No es de extrañar que la figura de W.C. Fields tenga cierta aura de "anti-establishment".



La influencia que ha ejercido este cómico en otras figuras del género en cualquier campo de este se puede rastrear a través de diversos homenajes o reconocimientos más o menos explícitos: Woody AllenBenny HillGoscinny vía Lucky Luke, los hermanos Zucker y Jim Abrahams...El revival que Fields disfrutó en los 60 queda ya lejano pero Detective a la Fuerza en la que todos los elementos se conjugan en aras de buscar hilaridad (por ejemplo, la banda sonora compuesta por efectos de sonido cómicos y una funcional partitura de Charles Previn) demuestra ser un producto plenamente vigente que además de anticipar o desarrollar un tipo de humor absurdo que siempre ha gozado de seguidores consigue rendir tributo y revisar las descacharrantes persecuciones finales de la Keystone a las que Peter Bogdanovich también daría su sentido homenaje en ¿Qué me pasa, Doctor?. Bienvenidos al universo de W. C. Fields, mundo en el que los amantes del humor surrealista, los cinéfilos y los apasionados de la comedia, en especial de la silente, podrán disfrutar a carcajada llena.

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