13/7/12

El Hombre de MacKintosh


The MacKintosh Man, John Huston, 1973, EEUU/GB, Paul Newman, Dominique Sanda, James Mason.

Uno de los productos que afirman la irregularidad de la que siempre se ha acusado que adolece la trayectoria cinematográfica de John Huston, un cineasta importante pero discutido, en ocasiones, por películas como esta. Sin duda que los mimbres con los que cuenta (la misma dirección del realizador o el elenco actoral protagonista) prometían pero al final, el endeble e inconsistente guión de Walter Hill, impide que la cinta cobre algo más que un limitado interés. Por supuesto, Huston salpica con algún que otro detalle personal el asunto pero este no pasa de ser un vehículo para el lucimiento particular de Paul Newman quien también ejerce labores de co-productor a través de su compañía, Newman-Foreman. También es cierto que   a lo largo de esta aventura de espionaje internacional encontramos ciertos momentos brillantes (la fuga que transcurre por los marjales) y, como se ha apuntado, claves de la personalidad del director como el naturalismo con el que se pretende dotar a las situaciones (a través del empleo de exteriores, el tono semi-documental del tramo de la ficción que acaece en la cárcel, la no exageración de las escenas de acción- aunque algunas de estas no se ejecuten de manera muy acertada-), el protagonismo de un héroe más bien taciturno o una historia de amor no consumada. Además, en la apreciable conclusión de la narración (lógica, por otra parte) se presume la mano del cineasta al plantearse su habitual desencanto en el término de la búsqueda (misión, en este caso) que emprende o debe llevar a cabo el protagonista. No obstante, la calidad del conjunto del producto queda lejos de otras obras, algunas de ellas tan relevantes como El Halcón Maltés o La Jungla de Asfalto, que jalonan la filmografía de este director, o de otras temporalmente más cercanas a la que nos ocupa como la importante Fat City -rodada el año anterior- o la interesante, e inmediatamente posterior en la carrera profesional de Huston, El Hombre Que Pudo Reinar.



Probablemente el realizador más conocido por el gran público -con permiso de Elia Kazan- de los integrantes de la Generación Perdida, aquella serie de cineastas norteamericanos marcados por el "Crack" del 29, la II Guerra Mundial y la Caza de Brujas, John Huston parece acometer esta película sin encontrarse cómodo con el material librado por Hill. Su característica ejemplaridad en el tratamiento de los personajes, tanto en su definición como en su evolución, queda olvidada en esta ocasión, presentando tipos cuyas motivaciones quedan desdibujadas. Sin duda, el libreto de esta película que desarrolla una trama de espionaje que desvela el villano hacia su mitad, encaminándose desde entonces hacia unos derroteros no muy claros con historia de amor metafísico inserta (aburrida), lastra las posibilidades de reunir a un director tan sugestivo como Huston con unos actores del calibre de James Mason, Harry Andrews o el propio Newman. No parece que rodar esta cinta constituyera una de las muchas aventuras que colman la intensa biografía de Huston, la cual podría dar para unas cuantas películas además de las ya filmadas (Cazador Blanco, Corazón Negro), más bien parece un producto bastante impersonal de este singular personaje que ejerció como boxeador, periodista, soldado y pintor bohemio antes de decidirse a invertir sus energías en el mundo del cine.

El tono lento, desapasionado e indolente con el que se desgrana la historia protagonizada por un "malo" práctico y un héroe profesional no permite remontar la materia prima servida por Hill que se permite introducir  personajes tan excéntricos y delirantes como el incorporado por Jenny Runacre, una amazona moderna profesional. Tampoco la extraña actuación de Dominique Sanda aclara el estado de la cuestión y la insistente partitura de Maurice Jarre no hace más que ahondar en la confusión aunque en las escenas de la huida por los páramos se muestra muy acertada. Esta envejecida película de espionaje en plena Guerra Fría se puede salvar por algunos momentos aislados (como el último mencionado, las escenas rodadas en la célebre cárcel de Dublín - Kilmainham Gaol- o la resolución final del relato), por la presencia de los actores (aunque realmente el único que sobresale es Andrews y, quizá, Mason) y por algún "guiño hustoniano". Aunque, también es cierto, los "fans" de Paul Newman o los aficionados a las películas de espías tienen un buen pretexto para dsifrutar de sus debilidades. Más recomendable, si cabe, es para la jornada vespertina dominical (si es lluviosa, mejor que mejor, por aquello de que la mayor parte de la acción transcurre entre Inglaterra e Irlanda), en especial, si uno ha tenido la suerte de disfrutar de una afortunada bacanal nocturna sabatina.


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5 comentarios:

  1. Anónimo13/7/12

    Pues a mi me parece bastante decente, mejor que la mayoría de las modernas del mismo tipo. En fin, para gustos los colores

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  2. Esta oscura intriga de espionaje que un displicente Huston filmó con solvencia pero sin la impronta de sus mejores films, probablemente tenga su explicación en motivaciones extracinematográficas. Sí, poder rodar en su querida Irlanda fue probablemente lo que atrajo al realizador a la hora de aceptar este trabajo.
    La película cuenta, eso sí, con un atractivo reparto y un desparpajo narrativo que se disfruta mejor si durante el visionado nos "olvidamos" de que su responsable es el mismo de "THE MISFITS" o "REFLEJOS EN UN OJO DORADO".
    Un saludo.

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  3. Bienvenido, Plared...si pasable es pero, tal que dice Teo en el siguiente comentario, se hace más entretenida si nos olvidamos que lleva la firma de un tipo que filmó joyas como sobre la que escribes en la última entrada de tu bitácora, por cierto y dicho sea como alabanza hacia ti, de manera que hace honor a esa dura historia de perdedores.
    Bueno, Teo, encontramos algún punto de coincidencia de película en película. Un saludo a ambos.

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  4. Suscribo todas tus reflexiones sobre está película de Huston, una película menor dentro de su filmografía, pero al fin y a la postre una buena película.
    Como comentas buena parte de la culpa de que la cinta no termine de funcionar viene dada por el endeble guión de Walter Hill.
    Ahí no hubiesen venido nada mal unos retoques profundos por parte del propio Huston, que como bien sabemos todos era también un notable escritor cinematográfico.

    Pese a estas carencias y al tono plomizo, que va tan bien con los nublados cielos irlandeses y con las tramas de espionaje, que Huston imprime a la película debo confesar que siento debilidad por esta cinta. A la que "hermano" con otras dos, también protagonizadas por el gran Paul Newman, de las que también me declaro admirador y con las que comparte temporalidad y género.
    Como ya imaginarás me estoy refiriendo a "Cortina Rasgada" de Hitch (la mejor de las tres) y a "El premio" de Mark Robson.
    Un cordial saludo.

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  5. Doctor, tenemos un claro caso de empatía cinéfila ;-). Yo suscribo también lo que comentas, David, a pesar de no sentir tanta querencia por esta película como tu. Pienso que tiene algo que la salva (no sé si ese tono cromático pesado), de ahí su inclusión en este blog. Un saludo.

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