28/4/14

Furia de Titanes

Y hoy, una de aventuras
Hoy algo muy especial, damos la bienvenida a uno de los más grandes, a uno de esos tipos que han conseguido alimentar para varias generaciones el gusanillo de la ciencia-ficción, fantasía o cómo se quiera llamar, un genio cuya influencia sobre tropecientos es innegable, alguien que hizo del cine un lugar muy especial. Sin más preámbulos, con todos ustedes, señoras y señores....¡¡¡el único, el incomparable, el auténtico Rey de los FXXXXXXs, Raaaaaay Harryaaaaauseeeeen!!!!!!!.

Aquí, un pánfilo
Aquí, mucha testosterona
Aquí, el sospechoso búho al que más adelante puede que encontremos familia
Vale, muy bien, todo era diferente ya cuando Tío Ray hizo su última película, estamos en una nueva época, la era ASW (After Star Wars), concretamente en su año IV, y los muñequitos y la stop-motion estaban más que pasados de moda abocados a ser carne de minorías nostálgicas o material para sueños de chiquillos fantasiosos e impresionables. El Sr. Tufo confiesa que disfrutó cuando era enano unas cuarenta veces del King Kong del 33, así que si la del gran gorila estaba hecha por el abuelo O'Brien con una técnica que Tío Ray depuró y sobre la que trabajó a lo largo de toda su vida ¿cómo diablos no me iba a gustar Harryhausen cuando me hice mayor?...y una técnica que, mire usted, siguió empleándose en películas emblemáticas del primer período de la era ASW paridas por la IL&M, esto es, la mismísima factoría de Lucas. Pero bueno, hay que reconocer que los tiempos cambian y algo así debió pensar Tío Ray para retirarse del mundillo del cine al acabar esta película que os traigo hoy y renunciar a la secuela que tenía pensada. Es curioso, cuando se retira uno de los grandes animadores "artesanales" lo hace con un exitazo de taquilla.

Señoras, señores, Ladies & Gentlemen, let me introduce You, the Star of the show: ¡¡¡the greatest Mrs. Medusa!!!.
La organización se reserva el derecho de emprender acciones legales sobre los espectadores que miren directamente a los ojos a nuestra estrella y/o que se empeñen en tomar fotografías de su rostro. Asimismo, se recuerda la posibilidad de una inmediata transformación en piedra si se realiza cualquiera de estas actividades. La organización es consciente que, dada la naturaleza humana, aún avisando del peligro a la audiencia es más que posible que algún miembro de la misma caiga en la tentación de lo prohibido. Pero ¡c'est la vie!
Y para jubilarse Tío Ray nada mejor que una historia de las que tanto le gustaban, esas basadas en la mitología greco-romana (más greco que romana) y que ha tenido su correspondiente y reciente remake ultra-tecnológico (éste sí con segunda parte), el mito de Perseo, el que mató a su abuelo cumpliendo con el destino y antes también dio muerte a la Medusa, una de las Gorgonas, y que salvó a Andrómeda porque pasaba por allí. Vamos que la vio encadenada, se quedó prendado y se ofreció a matar al monstruo al que estaba destinado el sacrificio de la chica para salvar el reino de su padre. Y vivieron felices y tuvieron un hijo, por cierto. Lo del abuelo no sale en la película pero el resto, sí (bueno, lo del hijo tampoco). Muchos habrán aprendido algo de mitología con Tío Ray, seguro, o como mínimo habrán metido las narices por su culpa en los libros que tratan la materia. Las aventuras que se van sucediendo a buen ritmo en esta aproximación a Perseo se animan cuando el bastardo de Zeus se dispone a salvar a Andrómeda y la historia es entretenida, ideal para un domingo por la tarde en familia. Los chiquillos aprenderán algo de mitología o se sentirán picados por la curiosidad y puede que tengan pesadillas con la Medusa. Los mayores no nostálgicos tendrán que abrir la mente y superar prejuicios propios de la era ASW, los nostálgicos, fans de la Sci-Fi, fantasías épicas, fantásticas aventuras mitológicas y demás se chuparán los dedos porque los monstruitos de Tío Ray son el plato fuerte y el salto de aventura a aventura es pasable, no se pierde mucho tiempo en los escarceos amorosos.
Tío Ray poniendo guapa a la estrella
Y me atrevo a decir que el episodio de la Medusa es brutal, a más de uno se le quedará en la cabecita y más a los pequeños. Marca y queda como uno de los grandes momentos de Tío Ray haciendo palidecer al particular Kraken que sale al final de la película. Lo de la Medusa es lo mejor de la función, sin discusión, un mágico instante con trallazo de tensión que se mantiene y sigue atrapando en el año XXXVII de la era ASW. Sólo por este trocito Tío Ray se merece un tartufo y bien grande.

Tío Ray con algunas de sus criaturitas que aparecen en esta aventura y con las que seguro querrá compartir el tartufo gigante.
Antes y después de lo de la Medusa un buen número de criaturas desfilan por la pantalla, desde unos escorpiones gigantes surgidos de la sangre de la Gorgona hasta el mítico caballo volador Pegaso (en realidad, éste según la mitología era el que nacía de la sangre de Medusa), pasando por un búho de sospechoso parentesco con R2D2 (se inicia versión para adultos) y que nos hace pensar que en el plató de SW pasaban algunas cosas entre el robot y su amigo C3PO (acaban los tres rombos) y la mirada que Tío Ray lanza al nórdico Kraken (tan peculiar como otras) y con la que finaliza su imponente andadura en esto del cine. Él es el titán que ayudó a aficionar a la Sci-Fi a un montón de barbudos que cambiaron el cine y a una multitud de seguidores que lo veneramos por ello. Su inmenso legado para el Fantástico demuestra su importancia, sirva esta entrada -y hay que ponerse serios- como modesto tributo y como sincero homenaje cuando está a punto de cumplirse el primer aniversario de su muerte.

Clash of the Titans, Desmond Davis, 1981, GB-EEUU, Harry Hamlin, Judi Bowker, Burgess Meredith.
"¿Tú ser de piedra como yo? Por eso tú poder cortar cabeza de bicha" (chiste fácil sobre las dotes interpretativas de Harry Hamlin, actor que ya en las primeras fotos de esta entrada se demostró que iba a dar juego)
¿Pero, no lo habíamos avisado? Ay, ay, pues eso, que así es la vida, aténganse a las consecuencias (sin ánimo de ser agorero pero el oráculo ya le dijo al abuelo de Perseo lo que le dijo).
Las imágenes se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan, únicamente, con fines de ilustración.

¡¡¡Nooooo!!!

20/4/14

Secreto tras la Puerta


Secret beyond the door..., Fritz Lang, 1948, EEUU, Joan Bennett, Michael Redgrave, Anne Revere.

En palabras del propio Fritz Lang "(...) este film estaba condenado al fracaso desde el principio (...). El guión era antiguo, el cámara no podía hacer lo que yo quería, y transigí con algunas ideas para permitir que el espectador oyera los pensamientos subconscientes. (...). Intenté hacer algo que fuese igual de evocador que esa escena de Rebeca en la que Judith Anderson habla de las mujeres muertas, de modo que hice que Redgrave hablara sobre esas habitaciones. Ese era el "secreto tras la puerta" y era muy ridículo (...). No debería haber hecho una película que no quería hacer". (Robert Porfirio, Alain Silver & James Ursini, Film Noir. Interviews with filmakers of the Classic Film Noir Period). Así que no va a ser desde este blog desde el que se contradiga a uno de los más reputados cineastas de todos los tiempos y menos si se refiere a su propia obra. Desde luego, este melodrama psicológico resulta fallido en su conjunto pese a tener, como no podía ser de otro modo tratándose de una película de Lang, aspectos sumamente interesantes, entre los cuales cabe citar el prometedor preámbulo, aunque, por otra parte, el mismo nos anticipe los derroteros por los que se va a mover la trama argumental, afectada por el endeble libreto de Silvia Richards (autora de la historia original de otro film peculiar de Lang, Encubridora) y su afección por la moda del psicoanálisis imperante por aquellos años y de la que Hollywood, por supuesto, no quiso sustraerse. Así pues, la historia queda mediatizada por la vorágine de esta corriente de la psicología, circunstancia que explica la resolución fácil (y que hoy nos parece ya muy trillada) del misterio planteado. Una solución argumental poco convincente que deja muchos cabos sueltos para servir un final poco climático e insatisfactorio y que enlaza con el tratamiento generalizado dado al psicoanálisis que como norma en aquellos años era presentado de manera simplista. Si bien lo dicho hasta aquí y los exabruptos del propio Lang reproducidos dejan a este filme en no muy buena posición cabe volver a decir que se desarrollan  en él aspectos interesantes. No en vano, la película cuenta con un notable trabajo basado en los juegos de luces y sombras del operador Stanley Cortez (si bien el mismo Lang a tenor de lo expuesto no pareció del todo satisfecho) que explora las líneas abiertas por Val Lewton y Jacques Tourneur o el terror de la Universal y que consigue imágenes sugerentes y evocadoras como las de los planos en el bosque neblinoso y, por supuesto, aquellas en las que la protagonista incorporada por una correcta Joan Bennett recorre en camisón los pasillos de la mansión familiar. Es decir, que Fritz Lang sí alcanza a dotar a la película de un consistente envoltorio visual que hunde sus raíces en el  más genuino cine negro. Además, en Secreto tras la Puerta el director de origen europeo acierta a crear momentos de suspense como el de la llegada de la heroína al caserón de la estirpe de su marido, aprovechado para introducir personajes de evidente potencial que acaban perdiéndose por el camino. Y es que el característico fatalismo noir de Lang desaparece entre explicaciones de diván en esa conclusión deshilachada que finaliza este melodrama psicológico que sigue las líneas marcadas por el "ciclo de mujeres en peligro". Aún con todo, su visión progresista se puede rastrear en la voluntad de tratar en lugar de castigar las conductas sociales del personaje encarnado por Michael Redgrave, el hijo del patriarca del clan inglés de actores en una de sus primeras incursiones en el cine norteamericano.


Esta historia de amor anómala queda mediatizada por el psicoanálisis popular y, como Recuerda para Hitchcock, no se cuenta entre lo mejor de su realizador pese a quedar impreso el talento de éste en algunos apuntes que comprenden la acertada construcción de un personaje central marcado por una crisis existencial derivada de una vida vacía que lo impulsa a la aventura -motivo por el cual podemos entender algunas reacciones que muestra-, y/o en ciertos momentos la creación de una sugerente atmósfera de ensoñación y, en otros pocos, dosis de misterio. Puntos a favor para acercarse a esta obra con evidentes paralelismos con Rebeca y algunos menos con Sospecha pero que se resiente en demasía, como ya se ha dicho, de sus explicaciones basadas en el psicoanálisis y que pocas veces supera un material en el que el maestro Lang no acaba de sentirse cómodo pese a que se despliegue a través de recursos tan idiosincráticos de uno de los géneros que más y mejor cultivó, como es el cine negro que él ayudó a gestar y educar. Sirva como ejemplo la confusión generada por el cambio de la voz en "off" que se da hacia el final de la película. En cualquier caso, la segunda (y última) producción de Diana Productions, la compañía que formaron el propio cineasta con el por aquel entonces marido de Bennett, Walter Wanger (también con una reputada trayectoria profesional como productor) queda marcada  por no explorar situaciones que apunta (como, por ejemplo, las diferentes relaciones entabladas entre los habitantes de la casa), dejar otras irresolutas y solventar de manera poco ducha otras (explicación basada en traumas infantiles). Unos puntos flacos que resultan sorprendentes a tenor de la notoria y significativa historia profesional de su director, uno de los más importantes ya en la época del mudo y cuyas contribuciones al género fantástico o, como ya se ha hecho notar, al negro han escrito su nombre con letras doradas en el panteón del medio cinematográfico.

La cuarta y postrera colaboración entre Fritz Lang y Joan Bennett, una actriz entronizada por los amantes del "noir", precisamente, por estas películas que rodaron ambos, queda como producto de su época, un melodrama con acento "hitchconiano", un tanto confuso o deslavazado desde el punto de vista argumental y al que uno de los grandes cineastas de todos los tiempos, que aún tenía algo que decir como demostró en obras posteriores, con dificultad consigue dotar de enjundia, mayormente en el plano visual, gracias a su evidente habilidad en el manejo de los recursos del medio. Pero en esta ocasión, la habitual inmersión en la oscuridad del alma humana que nos propone apenas tiene un quebradizo sostén que la hace derivar hacia esa conclusión aludida poco convincente. Las preocupaciones vitales del director no aparecen en un argumento que le es ajeno y bastante hace con crear un ambiente onírico, ciertamente sugestivo en determinados instantes, o concebir imágenes visuales igualmente fascinantes y de gran fuerza misteriosa que nos hacen recordar su talento e insuflar algo de suspense en algún punto de la narración, así como construir un evocador prólogo que casi acaba siendo lo mejor de la película y que entronca con otros preámbulos como los de su primera película americana u otra rareza de su catálogo, introducciones realmente interesantes por uno u otro motivo. Completa la función una reconocida aunque desatada partitura de uno de los compositores clásicos de música sinfónica para cine, Miklós Rózsa, y dos intérpretes femeninas con una sólida reputación como actrices de reparto, Anne Revere y Barbara O' Neill, que se desempeñan con solvencia en unos personajes desaprovechados.


Las imágenes se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan únicamente con fines de ilustración. Los derechos están reservados por sus creadores.


3/4/14

Los tres días del Cóndor

¿Qué tenemos aquí?
Three days of The Condor, Sydney Pollack, 1975, EEUU, Robert Redford, Faye Dunaway, Cliff Robertson.
Y hoy os traigo a uno de los más guapos del cine.¡Sí, señor! seguro que ver a RR (esto es, Robert Redford)  es una delicia para más de una y más de uno. El rubio actor es un buen reclamo ¿a qué sí? y nos va a dar para un particular juego tartufero. Pero antes vamos a por este thriller político-psicológico enclavado en un contexto muy determinado: esos USA de mediados de los '70 marcados por Vietnam, el Watergate y la Contracultura. Nadie mejor que RR con su aura de compromiso social y político para encarnar a un tipo que se ve envuelto contra su voluntad y en vis hitchcokiana en una operación encubierta de la CIA, una sinopsis que sintoniza con el clima de desconfianza que los americanos sentían por aquel entonces hacia sus instituciones y que sigue siendo un filón. Pero, oigan, que no sólo a los "yanquis" les gusta el tema, eh, aunque, eso sí, por la época de esta película el asunto allí levantaba pasiones. Y es que eso de las actuaciones de la Agencia de espionaje "yanqui" al margen de la oficialidad estaba muy candente justo cuando Pollack y RR rodaban esto.

¿Conspiraciones en los periódicos?
Porque esto pasaba el 22/12/74 en el NY Times, "escánd-d-d-alo", que diría aquel. Sí, sí, el señor Seymour Hersh no se cortaba un pelo y después de entrevistarse con Bill Colby, el mandamás de la CIA, publica un articulito en el que destapa espionaje, pinchazos telefónicos, apertura de correo, intentos de asesinato de líderes extranjeros y, en fin, las practicas habituales a lo largo de la historia de la Agencia (dos datos, dos, amigos, para ilustrar: la ocultación de pruebas a la Comisión Warren en el año 63 y el escabroso Programa Fénix). Bueno, que con el Watergate coleando y el ventilador enchufado, el Fiscal General Laurence Silberman se puso las pilas y tomó cartas en el asunto (y no precisamente en las intervenidas) y hasta el Secretario de Estado Henry Kissinger (el mismísimo) tuvo que reconocer ante el Presidente Ford que algunas prácticas de la CIA eran "claramente ilegales" y otras "planteaban profundas cuestiones morales", ahí es "ná". Así que el nido de este cóndor está enclavado en un contexto y un tiempo muy determinados y vamos que sí mete el dedo en la llaga. Aunque, pensándolo bien...en cualquier momento podría volar nuestro pájaro.

En cinco segundos me transformaré de aplicado ratón de biblioteca a mañoso espía MacGyver por la lectura voraz. Cinco, cuatro, tres, dos, uno...
Total, que RR se apuntó un éxito con esta película que está bien hecha, que construye el suspense sin necesidad de grandes alharacas (¡qué diferencia con las modernas cintas de espías y sus continuas explosiones! sí, ya sé que la TIC que sale aquí es viejuna, sí), moviéndose cómodamente en los convencionalismos del género y generando tensión desde su laberíntica trama y a través de las interacciones de los personajes. Vamos, una delicia para los fans de las de espías, de los thrillers políticos y de las teorías conspiratorias. Bueno, esto último queda un poquito matizado porque todo el embrollo queda como algo nominal pese a levantar la sombra de la duda. En cualquier caso, la sensación de conspiranoia de aquellos tiempos queda muy bien captada y la película es un más que digno filme de espías. La atmósfera está estupendamente creada y en ello tiene que ver el acierto que supone el uso de las localizaciones urbanas. Si quitamos algunos nimios detalles muy de la época en la dirección del bueno de Pollack que no le tendremos en cuenta y un detalle gordo como es la historieta romántica que bien podrían habérnosla ahorrado, nos queda una película con empaque que para nada resulta envejecida por lo que pudiera pensarse por su contexto y temática. El final abierto completa un trabajo interesante que salva la complejidad de la trama y su sensación de pérdida gracias la credibilidad de sus actores. RR está bien pero el siniestro Max Von Sydow y John Houseman, que intimida desde su amabilidad, están magníficos. Y no olvidemos al sólido y serio Cliff Robertson. Muy bien interpretada, ¡sí, señor! Un tartufo para todos ellos y para Pollack también que nos deja un impagable y extraordinario inicio de película, tenso, tenso y con esa música de serie de TV firmada por Dave Grusin. Buena película que empieza muy bien y reflota al final tras pasar la pretenciosa meseta romántica. Muy cuidada, me gusta su diseño de producción y sus escenarios urbanos tan reales como la vida misma y que hacen que la amenaza del mundo oculto de los espías sea mayor, ¿verdad? Los buenos momentos compensan las debilidades y se pasa un muy buen rato con el guapo de RR.

Max Von Sydow buscando su tartufo
Y he aquí el susodicho juego que pone en ídem unos cuantos tartufos para el ganador/a. A la pregunta ¿cuál de estos tres personajes prefieres que te apunte con la pistola?






¿A quién crees que escogería la mayoría?
Las imágenes se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan, únicamente, con fines de ilustración. Los derechos están reservados por los creadores.