3/4/14

Los tres días del Cóndor

¿Qué tenemos aquí?
Three days of The Condor, Sydney Pollack, 1975, EEUU, Robert Redford, Faye Dunaway, Cliff Robertson.
Y hoy os traigo a uno de los más guapos del cine.¡Sí, señor! seguro que ver a RR (esto es, Robert Redford)  es una delicia para más de una y más de uno. El rubio actor es un buen reclamo ¿a qué sí? y nos va a dar para un particular juego tartufero. Pero antes vamos a por este thriller político-psicológico enclavado en un contexto muy determinado: esos USA de mediados de los '70 marcados por Vietnam, el Watergate y la Contracultura. Nadie mejor que RR con su aura de compromiso social y político para encarnar a un tipo que se ve envuelto contra su voluntad y en vis hitchcokiana en una operación encubierta de la CIA, una sinopsis que sintoniza con el clima de desconfianza que los americanos sentían por aquel entonces hacia sus instituciones y que sigue siendo un filón. Pero, oigan, que no sólo a los "yanquis" les gusta el tema, eh, aunque, eso sí, por la época de esta película el asunto allí levantaba pasiones. Y es que eso de las actuaciones de la Agencia de espionaje "yanqui" al margen de la oficialidad estaba muy candente justo cuando Pollack y RR rodaban esto.

¿Conspiraciones en los periódicos?
Porque esto pasaba el 22/12/74 en el NY Times, "escánd-d-d-alo", que diría aquel. Sí, sí, el señor Seymour Hersh no se cortaba un pelo y después de entrevistarse con Bill Colby, el mandamás de la CIA, publica un articulito en el que destapa espionaje, pinchazos telefónicos, apertura de correo, intentos de asesinato de líderes extranjeros y, en fin, las practicas habituales a lo largo de la historia de la Agencia (dos datos, dos, amigos, para ilustrar: la ocultación de pruebas a la Comisión Warren en el año 63 y el escabroso Programa Fénix). Bueno, que con el Watergate coleando y el ventilador enchufado, el Fiscal General Laurence Silberman se puso las pilas y tomó cartas en el asunto (y no precisamente en las intervenidas) y hasta el Secretario de Estado Henry Kissinger (el mismísimo) tuvo que reconocer ante el Presidente Ford que algunas prácticas de la CIA eran "claramente ilegales" y otras "planteaban profundas cuestiones morales", ahí es "ná". Así que el nido de este cóndor está enclavado en un contexto y un tiempo muy determinados y vamos que sí mete el dedo en la llaga. Aunque, pensándolo bien...en cualquier momento podría volar nuestro pájaro.

En cinco segundos me transformaré de aplicado ratón de biblioteca a mañoso espía MacGyver por la lectura voraz. Cinco, cuatro, tres, dos, uno...
Total, que RR se apuntó un éxito con esta película que está bien hecha, que construye el suspense sin necesidad de grandes alharacas (¡qué diferencia con las modernas cintas de espías y sus continuas explosiones! sí, ya sé que la TIC que sale aquí es viejuna, sí), moviéndose cómodamente en los convencionalismos del género y generando tensión desde su laberíntica trama y a través de las interacciones de los personajes. Vamos, una delicia para los fans de las de espías, de los thrillers políticos y de las teorías conspiratorias. Bueno, esto último queda un poquito matizado porque todo el embrollo queda como algo nominal pese a levantar la sombra de la duda. En cualquier caso, la sensación de conspiranoia de aquellos tiempos queda muy bien captada y la película es un más que digno filme de espías. La atmósfera está estupendamente creada y en ello tiene que ver el acierto que supone el uso de las localizaciones urbanas. Si quitamos algunos nimios detalles muy de la época en la dirección del bueno de Pollack que no le tendremos en cuenta y un detalle gordo como es la historieta romántica que bien podrían habérnosla ahorrado, nos queda una película con empaque que para nada resulta envejecida por lo que pudiera pensarse por su contexto y temática. El final abierto completa un trabajo interesante que salva la complejidad de la trama y su sensación de pérdida gracias la credibilidad de sus actores. RR está bien pero el siniestro Max Von Sydow y John Houseman, que intimida desde su amabilidad, están magníficos. Y no olvidemos al sólido y serio Cliff Robertson. Muy bien interpretada, ¡sí, señor! Un tartufo para todos ellos y para Pollack también que nos deja un impagable y extraordinario inicio de película, tenso, tenso y con esa música de serie de TV firmada por Dave Grusin. Buena película que empieza muy bien y reflota al final tras pasar la pretenciosa meseta romántica. Muy cuidada, me gusta su diseño de producción y sus escenarios urbanos tan reales como la vida misma y que hacen que la amenaza del mundo oculto de los espías sea mayor, ¿verdad? Los buenos momentos compensan las debilidades y se pasa un muy buen rato con el guapo de RR.

Max Von Sydow buscando su tartufo
Y he aquí el susodicho juego que pone en ídem unos cuantos tartufos para el ganador/a. A la pregunta ¿cuál de estos tres personajes prefieres que te apunte con la pistola?






¿A quién crees que escogería la mayoría?
Las imágenes se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan, únicamente, con fines de ilustración. Los derechos están reservados por los creadores.

4 comentarios:

  1. Ya no se hacen thrillers com en los setenta.

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  2. Definitivamente, los tiempos han cambiado en esto del cine pero y ¿para los espías y sus conspiraciones? "Qui lo sá". Ricard, has ganado un tartufo por dejar el primer comentario pero tendrás que quitarle al bueno de Max la figurita, quizá esté dentro el premio.

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  3. Un sofisticado thriller (parece más de Pakula que de Pollack), tenso y formalmente brillante (con una estructura argumental semejante a la de "39 ESCALONES"), pero, precisamente, esa trama resulta aquí excesivamente alambicada, lo que impide en cierta medida conectar con las peripecias y angustias del protagonista, funcionando unicamente la parte mecánica del suspense.

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  4. ¡Esto se va animando y vamos repartiendo tartufos! "Efestibiuonder", Teo, la cosa se lía un poco pero como la atmósfera está bien creada la película aguanta y, además, se permite remontar hacia el final, al menos para quien no se haya perdido del todo. Ánimo, ayudemos al bueno de Max a buscar su tartufo con el que podremos degustar mejor esa tensión que consigue por momentos Pollack (y RR). ¡Buen provecho!

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