7/6/14

Bonnie y Clyde

¿Podría ser un anuncio de un refresco de Cola?  ¿0 quizá de manzanas como se verá más adelante?
¡Rat-tata-tattata-tat!¡Ratttat-tttaaatt-ta! ¡Esta es la historia de Bonnie y Clyde! Bueno, a fuer de ser sincero, algo de verdad y algo de mentirijilla nos cuentan Arthur Penn, el guapo de Warren Beatty y cía pero vaya bombazo que se apuntaron con su versión de las peripecias de la pareja de ladrones de bancos, coches y demás de la Depresión. Eran tiempos duros -como Bonnie escribía en su poema- los que les tocó vivir a la parejita y decidieron emprender una huida hacia adelante o hacia ninguna parte acabando por convertirse en otro más de los famosos enemigos públicos de aquella época. A nuestra pareja, como reza el epitafio que parece ser sugirió el mismo Clyde para su tumba (que también es la de su hermano "Buck", que pasaba por allí y se unió a las correrías de nuestro dúo junto con su señora para acabar compartiendo una morada eterna fraterna), no la hemos olvidado y hay que decir que la peliculita que traigo en esta entrada tiene algo que ver en el asunto. La visión romántica que de la pareja filmó Penn conectó con la juventud de su país de tal manera que Bonnie y Clyde pasaron a ser una especie de héroes contraculturales. Eso se llama estar en el sitio preciso  y en el momento adecuado. Todo un pelotazo que costó lo suyo, pero como el guapo de Beatty que se jugaba los cuartos con su película no se arrugó e insistió e insistió para que se reestrenara, pues, eso, que se salió con la suya: re-estreno y gol. Pero no sólo en la taquilla, es que el cine de Hollywood a partir de aquí cambió y cambió. Mucha modernidad pero ahí estaban los financieros y magnates frotándose las manos porque por fin habían encontrado como hincar el diente a los contestarios jovencitos USA. Así que la Vieja Guardia tuvo que dejar paso al "Nuevo Hollywú" capitaneado por tipos como Penn que se forjan en la TV y el teatro y absorben las influencias europeas de la "Nueva Ola" y conectan con el sentimiento "anti-establishment". El ejemplo es esta producción "retro" estudiada y cuidada en su factura formal á la europea que describe a los dos proscritos de la Depresión como jóvenes rebeldes ahítos de monotonía vital y con ganas de pasárselo bien (y no trabajar, al menos eso parece con Clyde y al loro con esto porque es uno de los detalles ambiguos que van apareciendo según nuestros anti-héroes van de tropelía en tropelía); bip, chxzxbp-bip-bip: conexión juventud-Hollywood conseguida. Y ahora un interludio musical de otro dúo con otra Bonnie, todo por hacer esto más ameno y mantener al lector/a entretenido/a:


El hombre en las yemas de cuyos dedos quiere reencarnarse Woody Allen, esto es, el guapo de Beatty, hizo diana (me refiero a la hora de producir esta película) y muchas cosas cambiaron en Hollywú. Una nueva manera de hacer películas se abrió camino y ya con el código del amigo Hays de capa caída y su amansado epígono a punto de llegar el año siguiente se podían tratar tabúes como el...(sí, ¿a qué no se lo esperaban?) sexo. Y eso que aquí, al final, se suaviza la propuesta original de los guionistas que querían sumar de tres en tres, uds. ya me entienden, ¿no? Bueno, total, que sexo y rebeldía se mezclan con humor y violencia y tenemos el cóctel Bonnie y Clyde que seguro que en algún dispensario de combinados estará patentado y aparecerá en su carta, porque si nuestro dúo da nombre a cierta parafilia no veo el motivo por el que a un cocktail no se le pueda bautizar así, con su nombre, más bien me atrevería a asegurar que más de uno/una podrá confirmar su existencia en distintos lugares, en sus diferentes versiones y, si quiere, los efectos de sus efluvios.

"(...) Yo vivo en una sociedad violenta y me limito a expresar la violencia de esa sociedad. Mi lenguaje (...) es consecuencia del tiempo y del lugar donde me ha tocado vivir" A. Penn, La Habana, 1987.


Volviendo al tema principal, esto es, la película de Penn, el guapo de Beatty y cía, hay que pararse en la violencia que desprenden sus fotogramas tan cacareada ya desde su estreno. El delirante, impactante y notable y aclamado y polémico final con esa Danza de la Muerte que ejecutan los cuerpos ya inertes de Bonnie y Clyde no hace sino confirmar la cultura de una sociedad*, y algo así dijo el propio Penn cuando en una ocasión se le preguntó por la dosis de violencia que solían presentar sus películas**, todo un tipo que (sigo con auto-propaganda de este blog) ya había filmado un interesante e intenso drama mucho más realista que esta trova, la verdad. Y es que la idealización de los dos gánsteres es demasiado pero, mira, funcionó por esa conexión con la revolución sexual y las reivindicaciones contraculturales y creó hasta tendencias en la moda poniendo de ídem la boina de la guapísima de Faye que a mi modesto entender se sale con su Bonnie. Y, ya de paso, Michael J. Pollard también lo hace muy bien, y los malos (Denver Pyle y Dub Taylor ¿puede que estemos ante uno de los mejores castings según físico del actor y psicología del personaje?). Y ¡atención! aparece Gene Wilder en su debut cinero. ¿Los chicos? bueno, pues muy del Método, sobre todo el otro Gene.

Soy actor ¿sabes? del Método ¿sabes? realista ¿sabes? espero dar guerra ¿sabes?
Vamos con el humor, otro elemento que fue polémico cuando se estrenó la película. Mezclar una pizca de comedia con las fechorías de la Banda Barrow no sentó bien a más de uno por considerar que se frivolizaba el asunto y, en honor a la verdad, el ingrediente humorístico funciona a veces y en otras no (ese banjo, ese banjo). Pero el conjunto de la película es así, efectivo, correcto y hasta notable pero con deslices "tramposetes" (esa consumación, la redención de Bonnie con su voluntad de abandonar el lado oscuro, la visitita a la família que, aunque los verdaderos forajidos la hacían no creo que fuera en plan "to er mundo é güeno" y con parsimoniosa comilona -sobremesa incluida- y alguno más que no recuerdo o sí recuerdo pero por no hacerlo más largo no lo pongo) y su impacto se beneficia de la marejadilla social sesentera repleta de marchas, protestas, guerras y magnicidios. Un contenido más adulto que apela a la juventud, ese emergente nicho de mercado, ávido de moteros, festivales y graduaciones (y he aquí uno de los juegos tartuferos de esta entrada: ¿quién adivinará el título de tres películas dedicadas a estas tan dispares -en apariencia- temáticas pero que quedan unidas por su carácter contrario a la autoridad, en otras palabras, rebelde y juvenil?) junto con unos toques de esencia francesa, todo vertido en la misma marmita en la que espera un tono burlón con ketchup, algo de comentario social y un pelín de crítica de la misma especie, más idealizar a los bandoleros y encarnarlos en los más que guapos Warren y Faye, hicieron de Bonnie y Clyde héroes de la contracultura sesentera y de rebote y tras la ola neoliberal reagatatcheriana o, vaya usted a saber, por la misma naturaleza humana inclinada al souvenir y mercantileo, acaben como nuestros modernos rastros de cassettes, camisetas, plantas y piezas de menaje. De famosos a héroes populares pasando por reclamo para el mercadito de los domingos, un camino que seguro que ni Bonnie ni Clyde pudieron imaginar recorrer.

Llena el depósito que vamos camino de la fama
Pero, mira tú, la película de Penn, del guapo de Beatty y cía aguanta el paso del tiempo y en estos días en que el sexo y la violencia y otras cosas son el pan nuestro de cada día en muchas manifestaciones culturales-artísticas se puede ver y es que, lejos de ser un misterio sin resolver, se trata de una película con ritmo (puede resultar pedante pero ojito con el trabajo de Dede Allen, que como el lector tenaz y fiel habrá comprobado en la ficha técnica linkeada que vuelvo a linkear es el montador del meollo), estilosa -no sólo en los trapitos, mirada retro-nostálgica y demás sino en la estética cinematográfica (Penn, el guapo de Beatty y cía prestan atención al cómo se cuenta la historia y abren el cine USA al esteticismo influido por el cine que se hacía por ahí***)-, y combina una historia romántica protagonizada por dos jóvenes enamorados, incomprendidos e inconformistas  y pintados como simpáticos (con sus problemillas y angustias, vaya, como todo hijo de vecino) con cierto realismo sanguinolento (no, amantes del Gore, no se trata de eso, pero esta es una de las primeras veces que el ketchup-sangre sale de las heridas), algo de road-movie y acción, si se quiere algo de morriña por el cine de gánsteres (me viene al pelo recordar esta-mi entrada que también hace referencia al tema gansteril y su impacto legislativo) y humor más o menos acertado (hombre, tampoco se crean que estamos en el Bizarro). Y si se añade ese final trágico que nadie olvida y a los JASP del guapo de Beatty y la guapa de Faye (guapos-estrellas de finales de los sesenta-principios de los setenta que son y quedan muy resultones) para hacer de niños malos y aburridos que quieren vivir al límite y ser famosos en temporada de vacas flacas, pues, tenemos una película también resultona con la que podremos degustar un buen tartufo.

Para algunos la búsqueda del tartufo nunca puede terminar bien.
Y, ahora los ***:
*) Sigo haciendo auto-publicidad de este blog,
**) Ver pie de la foto del estado del coche de los forajidos reales tras la emboscada que les costó la vida (o la misma foto o este enlace)
***) Lo que da pie al segundo juego tartufero: ¿Cuáles son esas magnas y modernas influencias?

Y, para rematar una interesante información que vuelve a dar pie a un no menos interesante juego tartufero:

¿A qué variedad de manzana pertenece el bello ejemplar al que el guapo de Beatty hinca el diente mientras la guapa Faye se lo sostiene con la mano? ¡Allá ellos si prefieren las manzanas a los tartufos!

Las imágenes y el vídeo se han encontrado en la Red tras búsqueda con Google y se utilizan únicamente con fines de ilustración. Los derechos pertenecen a los creadores.

2 comentarios:

  1. Sobre las influencias de la película, claramente estamos hablando de la Nouvelle Vague francesa, Truffaut y Godard (a quienes se les propuso dirigirla). Saludos.

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    1. ¡Rayos y centellas! Voy corriendo a comprar el tartufo para hacerte entrega del mismo como ganador del juego tartufero, El tartufo gigante espera a la manzana., ¡cuidado con las semillas de las rosáceas! ¡Sí, señor! Los dos directores dieron calabazas al guapo de Beatty. Saludos tartuferos.

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