12/10/15

Desafío en la Ciudad Muerta

En fin, ya sabemos como terminará nuestra historia...
The Law and Jake Wade, John Sturges, EEUU, 1958, Robert Taylor, Richard Widmark, Patricia Owens.

Y hoy, una del Oeste, para que no se diga que aquí no cabe de todo. Pues eso, Desafío en la Ciudad Muerta es para bien y para mal una del Oeste, con muchos de sus clichés, virtudes y defectos. Si hasta salen indios, oiga usted. Por salir hasta sale la Caballería. Y todo en (más o menos) hora y media. Paisajes espectaculares y duelo final a tiro limpio también quedan incluidos en el "pack" preparado por John Sturges, al que muchos recordarán por otras del Oeste (Los Siete Magníficos), otros tantos por una de aventuras (La Gran Evasión) y algunos menos por una psicológica inclasificable y de visionado ultra-recomendable (Conspiración de Silencio). Como ven, un tío sabedor del oficio "cinero" que rodó unas cuantas películas famosas y otras tantas más que decentes. Aquí, sin pasarse y con un estilo sencillo y directo (lo cual puede considerarse mérito y virtud) remata una del Oeste típica, más bien entretenida pero a la que le falta algo para ser memorable. De hecho, a más de uno/a le puede dejar indiferente.

Sólo le pido a Dios que no me haga "caer" indiferente
Punto y aparte es la presencia de Richard Widmark que vuelve a hacer de Tommy Udo y que es un tipo de actor que supongo que tendrá detractores que consideren que es propenso a la sobreactuación y que, por lo tanto, para nada deja indiferente. Aunque yo diría que tiene una buena colección de "fans" (entre los que me incluyo), algo que no es óbice para reconocer que puede haber contrarios con los que, evidentemente, no compartiré ningún tartufo nunca jamás. De hecho, la película se sostiene en buena parte por él y su personaje, mucho más interesante que el del bueno, vestido de negro y al que el otrora galán cuyos días de gloria habían pasado, Robert Taylor, le presta su presencia. La base de la historia suscrita por William Bowes (la novela original es del prolífico y varias veces adaptado al cine Marvin H. Albert) pivota sobre la relación de estos dos personajes: el amoral villano Clint Hollister (Tío Richie y su aspecto de alemán) y Jake Wadeel soso bueno atrapado por su pasado (un toque noir, por favor) que da el título original a la película (el mencionado antiguo galán que aquí está en punto neutro pero como es algo que le va bien al personaje pues, digamos, que lo acaba interpretando de manera aceptable). Como digo, la tensa relación entre estos dos es la piedra filosofal de la película, aunque en algunos momentos pasen a ser relevantes las demás interacciones que se establecen entre los distintos personajes. Los conflictos surgidos de ellas mantienen o intentan incrementar la tensión dramática. Así, el antagonismo entre los dos tipos duros se puntea con otros choques como el que vive Ortero (Richard Middleton, actor con cara de bonachón), el leal lugarteniente de Clint que se ve obligado a enfrentarse con el resto de la banda dispuesta a abandonar en determinado momento a su jefe, o como el que desata "el más malo que el malo" Rennie -matón encarnado por Henry Silva, algo así como el doble no reconocido de Jack Palance-, miembro del "gang" dispuesto a encararse hasta con el mismísimo Clint, o el conflicto que sufre, nuevamente, Ortero, un tipo legal que se debate entre seguir siendo fiel a su jefe y amigo o ayudar al antiguo camarada Jake, un tío éste que realmente nunca le hizo nada.

Escaramuzas antes del duelo
Y todo esto queda dicho para que vean que la película sigue la línea de las del Oeste que se hacían por aquellos años: la tensión entre los personajes completa la clásica que desprenden las aventuras propias del género (aquí es donde salen los indios y su tendencia a la más iracunda belicosidad que los impulsa a atacar de manera "natural" en esta clase de películas). Y, faltaría más, también tenemos la parte romántica, superflua y carente de interés y que, mire usted por dónde, nos va a dar el juego tartufero, allá va: Patricia Owens, la actriz que da réplica al otrora galán es la protagonista de un clásico de la Sci-Fi, así, sin consultar en el oráculo contemporáneo por antonomasia ¿alguien sabría decir el título de la "películita"? Además, en la banda del malo sale otro actor relacionado con la ciencia-ficción, pueden buscarlo tranquilamente en "San Google" que seguro que dicen algo así como que "les sonaba" o "vaya, así que sale aquí".

¿Dónde vamos a terminar con nuestro asunto?
Bueno, sigo a lo mío y ahora digo que a Desafío en la Ciudad Muerta (por una vez el título traducido tiene su aquél y no desmerece al original aunque desvela algo del desenlace, pero, bueno, todo el mundo supone que la función va a terminar con el consabido duelo de pistoleros ¿o no?), aún jugando con la mencionada vertiente psicológica que nos dan las relaciones interpersonales de y entre sus protagonistas, podemos situarla en cuanto a profundidad emocional un peldaño por debajo de los westerns de Delmer Daves, sin ir más lejos y para introducir como quien no quiere la cosa la la ya clásica auto-publicidad y por citar otro cineasta fundamentalmente conocido por las que hizo del Oeste. El propio Sturges exploró con más tino unos años antes esa tirantez relacional por la que intenta apostar aquí, vean la ya citada  y recomendada Conspiración de Silencio (¿a qué están esperando? ¡no será a terminar de leer esta entrada!). La historia trillada, el desigual duelo "actoral", incluso la anticlimática resolución final (que sabe a poco, la verdad), (¿la irrupción de los indios?) las salva Sturges sin florituras y con oficio, aprovechando tanto la habilidad de Robert Surtees para sacarle jugo al salvaje "landscape" americano en Scope y a todo (Metro)color, como el sólido material escrito de Bowes que incluye personajes secundarios con solvencia y también algunos diálogos brillantes (la auto-referencia al honor de Clint o las espartanas exequias en el entierro de alguno de los componentes de la banda de "malosos"). En suma, Sturges dirige con mano firme y experta. He dicho que la confrontación que cierra la historia de la manera que todo el mundo se imagina sabe a poco, aún así Sturges la rueda sin música, elección que eleva la tensión dramática del encuentro, pero quizá -y como al resto de la película- le falte algo, ese factor que en ocasiones aparece en cualquier ámbito de la vida, no sólo en el cine, y que hace que cualquier cosa, persona u obra pase del aprobado al notable, o, en definitiva, a ser especial. En Desafío en la Ciudad Muerta se desgranan los clichés de las del Oeste con profesionalidad, de manera económica y amena y los fans de Tío Richie seguro que la disfrutan, por no decir los de las del Oeste que en ella encontrarán todo lo que buscan. Y para completar el programa echen un vistazo a este otro tesoro enterrado.

Éste parece un lugar como cualquier otro, sin testigos, ideal.
Las imágenes se han encontrado en la red tras búsqueda con Google y los derechos pertenecen a sus creadores, lo digo por si acaso y tal.